lunes, 28 de marzo de 2016

El Baloncesto me nutre

Johan Cruyff


Corría el año de 1987 y, por esas cosas de la vida, cuando andaba imbuido en el mundo fascinante del baloncesto, me encontraba sentado en las gradas del Palacio de los Deportes de Madrid, observando una versión más de este agresivo juego, que tenía como atractivo la presencia del mítico entrenador Bob Night considerado el mejor del mundo, perfumando el ambiente con sus charlas sobre la manera de jugar este deporte a presión. Durante todo el tiempo enriqueció el tablero de apuntes sobre este Corría el año de 1987 y, por esas cosas de la vida, cuando andaba imbuido en el mundo fascinante del baloncesto, me encontraba sentado en las gradas del Palacio de los Deportes de Madrid, observando una versión más de este agresivo juego, que tenía como atractivo la presencia del mítico entrenador Bob Night considerado el mejor del mundo, perfumando el ambiente con sus charlas sobre la manera de jugar este deporte a presión. Durante todo el tiempo enriqueció el tablero de apuntes sobre este concepto aplicado para siempre ganar. Defender en todo el campo, con la idea de buscar la ofensividad, era el único patrón del instante. Las zonas presionantes y las individuales de equipo, tenían como única misión defender para atacar desde cualquier lugar del maderamen. Rodeado de entrenadores de distintos lugares del mundo, lo sorpresivo era que en las gradas, mientras el irascible Nigth hablaba, un emblemático del fútbol se sentaba en silencio, con un cuaderno en la mano a tomar notas como un cristiano más, era el gran  Johan Cruyff, que siempre al final, rodeado de fotógrafos y periodistas, confesaba que el baloncesto le ayudaba a nutrir los conceptos del juego a presión. Aproveche la ocasión para manifestarle que estaba escribiendo un libro sobre esos conceptos venidos del baloncesto, y que pensaba llamarle FUTBOL PRESSING DEL BALONCESTO AL FUTBOL. En una taberna cerca de la estación del metro, identificada como Almagro, le pedí me contara la historia de Rinus Michel con la Naranja Mecánica y, su estadía en la Universidad de San Joseph, viendo baloncesto con esta partitura, para aplicarla a ese equipo naranja que cambio el esquema mundial de jugar y, cuyo protagonista era él. Analista de los métodos tácticos, alejado por completo del lado oscuro de la defensa, fortalecía su esquema ofensivo con las raíces propias del baloncesto a presión. Su presencia en ese coliseo, cuando la gloria del ayer lo había arropado para convertirlo en un extraordinario estratega, ratifican que las bondades del baloncesto a presión le cambiaron la forma de jugar a este apasionante deporte. Salpicado por la partitura venida del maderamen, la táctica, que es también la inteligencia del juego, el futbol jugado de esa manera exalta también el talento, para convertirlo en magia. El Barcelona, cuna de su filosofía es una muestra palpable de esa manera de jugar. Esa vez me vine con el libro dándome vuelta en la cabeza y, con el sueño si tenía un hijo varón llevaría el nombre de Johan, en honora mis ancestros y, a ese jugador holandés que se nos adelantó en el camino, para convertirse en leyenda.

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