En varias ocasiones me he referido al caos generalizado del
corredor Universitario, provocado por la gran cantidad de automóviles, buses,
busetas y camiones que circulan a toda hora, haciendo imposible el transito
regular a las denominadas horas picos. Quienes transitamos por ese fatídico
corredor sabemos y conocemos, que su desmadre obedece al desorden colectivo
provocado por la nevada descontrolada que realizan los buses en los sitios de
la Universidad del Atlántico y Universidad del Norte. No hay que ser un experto
para determinar que estos dos factores son determinantes en la provocación de
ese infernal caos. Si lograran meter en cintura a quienes sin importarles un
carajo se estacionan para recoger pasajeros donde no deben, con la mirada
complaciente de quienes regulan el buen andar del corredor, se lograría
aligerar la caótica marcha. La otra es, que más de dos mil carros circulando en
horarios escolares hacia el mismo sitio, ameritan desde hace mucho tiempo, un
correctivo en los horarios de los diferentes planteles educativos. Ese sector
se ha vuelto INTRANSITABLE.
Si por el corredor en mención llueve, por los lados de la
nueva Barranquilla no escampa, donde los nuevos edificios, algunos sin
terminar, y otros ya terminados, cercanos estos a los centros comerciales y
nuevos hoteles, muy a pesar del esfuerzo de los controladores, el caos
vehicular ya comienza a tener síntomas crónicos. La pregunta que me hago: ¿qué
va a pasar cuando todos esos edificios en construcción estén totalmente
habitados? Estoy seguro que no se podrá andar. Las autoridades tienen la
palabra. Los reguladores, de excelente trabajo no son la solución.

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