domingo, 13 de marzo de 2016

Colombia Mi Patria Querida

A mi amigo Edgard Perea

  
En mi libro  Encestador de Nostalgias, que aglutina en su contenido algunas las columnas que durante largos seis años escribí para el periódico EL HERALDO con el nombre de Directo al Punto, le dedique una al narrador y comentarista deportivo, que hoy, las transcribo a este medio, como un homenaje sincero al amigo, al mejor narrador que ha tenido este país.
“No hubo un rincón de la patria que no se estremeciera con ese cantico que hacía que las cuerdas sensibles del ser taladraran el alma, para convertirlas en un cumulo inexplicables de sensaciones. Una voz inconfundible que vibraba para hacer de su oficio un cantico con tonadas de magia y fantasía. Mucho antes de esa explosión amarilla colectiva que invadió al país de manos de un entrenador avezado, ya el negro de la voz de oro era genio y figura en su emisora, la recordada Radio Mar Caribe. Nadie como él para narrar el fútbol, el boxeo, el beisbol y baloncesto. Su voz penetro en todos los radios de esta latitud cada vez que su amado Junior jugaba, la ciudad era una sola voz, un solo eco, la anécdota de la vez que Mario Canesa, aquel famoso arbitro mando a apagar el transmisor que no dejaba escuchar el pito en el estadio Romelio Martínez, es una muestra palpable de este monstruo de la narración: “Señor Canesa lo que Usted está oyendo son los miles de radios de los fanáticos que están en las gradas”. La grandeza del boxeo colombiano en la época en que Pambele y Rodrigo “Rocky” Valdez se fajaron a puños con los mejores del mundo, Edgard Perea Arias, como se llama este hombre polémico, de recia personalidad, alegre y amigo de verdad, describió y narro con tanta pasión lo que pasaba en el ring, que aquello se asemejaba a una cinta invisible para soñar con la imaginación. En el beisbol de las grande ligas donde solo llegan los grandes, este hombre de espíritu sibarita, que quiso ser alcalde de esta ciudad que lleva en su alma, pero que el destino en esa incursión política lo puso como embajador en África, narró al lado de las estrellas del país del norte el acontecer de un depurado beisbol, que Bob Canel, un mítico lo comparo con él. Hoy, el periodismo, los dirigentes, la ciudad agradecida y, quienes tuvimos la oportunidad de ser parte de esa casa deportiva llamada Radio Mar Caribe, le rendimos un homenaje muy sincero al mejor narrador de este país en todos los tiempos. En estos días en que la patria se viste de amarillo para acompañar a unos gladiadores que sueñan con regresar al mundial, cuanta falta hace ese grito de gol, ese que te salía del alma y se esconda en el rincón más apartado y, que tu rematabas con esa frase inolvidable con sabor a canción: COLOMBIA MI PATRIA QUERIDA”.

            Edgard, mi querido amigo, mejórate que nos haces falta. Un abrazo. 

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