A mi amigo Edgard Perea
En mi libro Encestador
de Nostalgias, que aglutina en su contenido algunas las columnas que durante
largos seis años escribí para el periódico EL HERALDO con el nombre de Directo
al Punto, le dedique una al narrador y comentarista deportivo, que hoy, las
transcribo a este medio, como un homenaje sincero al amigo, al mejor narrador
que ha tenido este país.
“No hubo un rincón de la patria que no se estremeciera con
ese cantico que hacía que las cuerdas sensibles del ser taladraran el alma,
para convertirlas en un cumulo inexplicables de sensaciones. Una voz
inconfundible que vibraba para hacer de su oficio un cantico con tonadas de
magia y fantasía. Mucho antes de esa explosión amarilla colectiva que invadió
al país de manos de un entrenador avezado, ya el negro de la voz de oro era
genio y figura en su emisora, la recordada Radio Mar Caribe. Nadie como él para
narrar el fútbol, el boxeo, el beisbol y baloncesto. Su voz penetro en todos
los radios de esta latitud cada vez que su amado Junior jugaba, la ciudad era
una sola voz, un solo eco, la anécdota de la vez que Mario Canesa, aquel famoso
arbitro mando a apagar el transmisor que no dejaba escuchar el pito en el
estadio Romelio Martínez, es una muestra palpable de este monstruo de la
narración: “Señor Canesa lo que Usted está oyendo son los miles de radios de
los fanáticos que están en las gradas”. La grandeza del boxeo colombiano en la
época en que Pambele y Rodrigo “Rocky” Valdez se fajaron a puños con los
mejores del mundo, Edgard Perea Arias, como se llama este hombre polémico, de
recia personalidad, alegre y amigo de verdad, describió y narro con tanta
pasión lo que pasaba en el ring, que aquello se asemejaba a una cinta invisible
para soñar con la imaginación. En el beisbol de las grande ligas donde solo
llegan los grandes, este hombre de espíritu sibarita, que quiso ser alcalde de
esta ciudad que lleva en su alma, pero que el destino en esa incursión política
lo puso como embajador en África, narró al lado de las estrellas del país del
norte el acontecer de un depurado beisbol, que Bob Canel, un mítico lo comparo
con él. Hoy, el periodismo, los dirigentes, la ciudad agradecida y, quienes
tuvimos la oportunidad de ser parte de esa casa deportiva llamada Radio Mar
Caribe, le rendimos un homenaje muy sincero al mejor narrador de este país en
todos los tiempos. En estos días en que la patria se viste de amarillo para
acompañar a unos gladiadores que sueñan con regresar al mundial, cuanta falta
hace ese grito de gol, ese que te salía del alma y se esconda en el rincón más
apartado y, que tu rematabas con esa frase inolvidable con sabor a canción:
COLOMBIA MI PATRIA QUERIDA”.
Edgard, mi
querido amigo, mejórate que nos haces falta. Un abrazo.

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