sábado, 18 de junio de 2016

Copa América, El Rey fue David

Foto tomada de El Tiempo

Las miles de gargantas se enmudecieron cuando a escasos minutos para que el juego entre peruanos y colombianos terminara, el cancerbero Ospina magistralmente saco con la punta de los dedos una pelota que llevaba el sello de gol. Hubiese sido el mazazo para terminar con la esperanza de continuar con vida en esta versión de la copa América. 

Segundos después de esa proeza del ángel guardián, el permisivo silbato de nacionalidad argentina, señalaba el centro del campo dando por terminado el enredado y deslucido encuentro, de dos selecciones que en el pasado jugaban con una partitura escrita con letras doradas. El de hoy no es más que una afrenta contra las ideas venidas del banco, contra la inspiración. Por eso, a falta de una partitura que inflara las redes mediante la colectividad durante el trámite del juego, o aquella que va de la mano de la inspiración, la suerte se decidió por los fatídicos once pasos, para que Ospina terminara como el héroe de la jornada al detener un disparo de los Incas. 

Para mí el fútbol es un proceso colectivo donde tiene cabida las ideas perfumadas con la magia de las individualidades. En ella caben las ideas venidas del banco, esas que alejan el espectáculo del lado oscuro. Nuestra selección hace ratos carece de esos conceptos tácticos, de esos que alimentan la estructura de equipo para no sucumbir cuando las individualidades fallan. Esta selección no es capaz de hilvanar una idea que contemple la unificación de criterios con el buen trato a la pelota, para decirlo más fácil, no es capaz de hacer cuatro toques seguidos con la esquiva pecosa. En el lugar donde nacen las canciones, poblado por históricos con charreteras, la inspiración deambula sin orientación, como una brújula perdida, para que el remero solitario de la guarnición, como lo es Bacca, se pierda y se diluya también. No voy hablar de los cambios, porque en esta selección, dicha opción no resuelve nada, sencillamente porque la fiebre de este proceso no está en la sabana. 

El desajuste de la pasada copa América en Chile florece, para demostrar, así la alegría del momento oculte detrás del biombo la dura realidad, que en vez de avanzar, hemos retrocedido. En un juego desastroso, sin ideas, nuestra selección, sí, porque le pertenece a todo el país, así, la inefable corte argentina la tenga blindada, paso a la otra ronda porque esta vez el rey fue un ángel llamado David, porque su juego no dejo de ser una colcha de retazos.

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