domingo, 29 de mayo de 2016

De las aguas mansas...


Habla poco, es callado, de semblante taciturno y adolece del verbo de sus congéneres. Es decir, es un argentino con el molde perdido e irrepetible. Así es el señor Peckérman, quien en rueda de prensa justificó la ausencia del Teo hablando de cambios de generación. Aquella vez, hizo lo mismo con Macnelly, Esta vez, no solo cometió la injusticia de dejar por fuera al del perfume diferente, como lo he dicho varias veces, sino que, obedeciendo a los parámetros de su actual partitura, le importo un carajo lo que Vladimir hace con su botín mágico. Acorazado y protegido en su concha de intocable, con esa manera que tiene de no matar una mosca, mueve fichas de la selección nacional a su antojo, ante la mirada impávida de todos. El panorama incierto del fútbol de hoy, donde los que saben se quedan en el banco, como le acaba de suceder a James, en el deslucido encuentro del año, pone de manifiesto, que los técnicos de hoy prefieren usar la máquina de defenderse, usando jugadores patas duras, esos que atentan contra el espectáculo, Podrá decir el padre nuestro arrodillado, que no se lo creo, lo de Teo es y será siendo la peor injusticia que se ha cometido con un jugador por estos lares. Por eso de las aguas mansas líbrame Dios…

lunes, 23 de mayo de 2016

Pékerman, le faltaste el respeto a Teófilo


Tiempo atrás, antes que la ola extranjera nos invadiera, cuando un jugador de la categoría de Teófilo Gutiérrez no era llamado a la selección nacional, el reclamo y la protesta se sentía hasta en Cafarnaúm. Los rotativos nacionales ponían a temblar al técnico de turno. Esta vez, el arrodillamiento ante el ejército invasor, es total. Ni siquiera el tabloide de casa, ha sacado una nota de protesta, ante esta falta de respeto con el exquisito jugador. Algo grave tuvo que haber pasado para que el ariete Barranquillero no estuviera en la lista de los 40 convocados. Es cierto que Teo es díscolo y rápido de palabra, da la impresión que no pensara lo que va a decir, lo que le ha dado una imagen de conflictivo, pero nadie pone en duda que el perfume diferente lo tiene el. Cuando estuvo en River, los argentinos, que no le hacen una venía a nadie, la prensa se desgajo en elogios por todo lo que hacía en el campo de juego. Hoy, es el referente del Porto en el fútbol de Portugal. Es decir, su fútbol está intacto y, su comportamiento es el de una oveja mansa. ¿Entonces porque la corte argentina con su flamante director técnico lo dejaron por fuera? ¿Ha habido alguna explicación al respecto? Ante estos interrogantes sin resolver, dado el hermetismo acostumbrado de la cofradía del momento y, a la poca vehemencia de la prensa nacional y local para aclarar el caso, pienso, como lo exprese anteriormente, algo paso entre el jugador y el cuerpo técnico o, la cuestión pasa por el orden táctico o forma de jugar del momento, donde el fútbol con ideas desapareció, donde Teo era pieza vital, para darle paso al que ahora vemos, donde el arma fundamental es recogerse defensivamente, para contragolpear, esquema donde las pinceladas del que sabe no son necesaria. Un fútbol simple, donde los 4 históricos del momento, como lo son James, Cardona, y Cuadrado, son suficientes para alimentar al portentoso Bacca. Un fútbol guardando las proporciones, parecido al del Atlético de Madrid, nada vistoso, donde las pinceladas de Teo no caben. Una manera de jugar el fútbol, castrando las ideas, para cuidar la permanencia en el cargo. Tan notoria es esta nueva partitura, que otro que juega con esa magia alegrando las tardes frías y opacas del futbol actual, como lo es el genial Vladimir Hernández, tampoco tuvo cabida en esta comparsa argentina. Haber dejado Teo es una falta de respeto, pero la indiferencia es mucho más grave.

jueves, 19 de mayo de 2016

El arte de escribir


Este espacio que nació gracias a mi buena amiga Cindy, pues fue ella con sus argumentos de joven en la onda del Internet, quien me convenció para que continuara escribiendo por intermedio de este Blog, después que el periódico EL HERALDO me cerrara las puertas para continuar con mi columna DIRECTO AL PUNTO. De esa manera continúo haciendo lo que más me gusta, con la recompensa inmensa de llegar a un gran número de personas, que es a la larga la satisfacción que recibimos quienes alimentamos el espíritu con estas notas. Del inventario de los hechos vividos y de la imaginación trato de hacer de este espacio algo diferente a la bataola que nos arropas este diario vivir.

Hoy, mucho tiempo después de aquel día cuando por primera vez la vio, guarda en su corazón el dulce encanto de esa mirada que lo embriago por completo. Las hojas del calendario han caído lentamente, pero nada de aquel palpitar inesperado se ha perdido cuando por las cosas del destino se la encuentra en el mismo sitio cuando un día la conoció. Un amor que se  escondió en el silencio de las miradas furtivas y que se desgajo por completo cuando una mañana sin proponérselo se la quedó mirando y la beso con tanta pasión y ternura, que aquella estampa del ayer, cada uno la guarda en su alma como un lienzo inacabable que dibujan en su imaginación cuando las miradas se entrelazan en el silencio cómplice de los recuerdos. Ella aún conserva el encanto que lo embrujo aquel día cuando la beso, por eso cuando en el camino la ve a la distancia, se arropa con el recuerdo de aquellos instantes cuando juntos contaban las estrellas del firmamento y se decían las cosas que se dicen los enamorados cuando la pasión del instante se duerme. Es cuando quiere desahogar su espíritu con los recuerdos del ayer, para sentir de cerca los latidos de su corazón, su aliento que parece fuego y, poder besarla con la misma fuerza de aquel lejano día. Sería esa la única forma de  decirle lo que su alma escondida tiene. Un amor embotellado que naufrago a merced del tiempo, pero que se perdió en el vaivén de las olas del mar, para quedar escondido en cualquier lugar del mundo. Desojar el tiempo con letras fundidas en la imaginación es también una manera de escribir.

domingo, 15 de mayo de 2016

El Chupaflor



El patio del el viejo Augusto parecía un jardín colgante de matas de color verde subido y flores de la estación que cuidaba y regaba con esmero cuando apenas los primero rayos del sol se asomaban en el firmamento. Una tarea que realizaba con pasión, hasta cuando ya no pudo caminar más y, sus curtidas manos se habían engarrotado por la inclemencia del tiempo. Entonces, para aliviar las penas recurrentes a los viejos, se sentaba en la terraza que miraba al jardín, a contemplar su obra de arte, con la mirada perdida en el infinito. Su patio colmado de flores multicolores había adquirido la fama que adquieren los prados cuidados con esmero. Sus colores y olores jugaban con los rayos del sol para engalanar el entorno de un aroma angelical, que se desvanecía cuando la noche silenciosa cubría con su manto el jardín encantado. El colibrí que bajaba del cielo para besar las flores que el viejo Augusto cuidaba, llegaba como siempre presuroso al rosal de pétalos rojos y amarillos, se sostenía en el aire con ese aleteo imperceptible para untar su cuerpo con el aroma de los dioses y chupar el divino néctar que lo mantiene como la especia cautivadora que es. Tuvo tiempo, en ese recorrido que hacia deleitándose con el manjar de los pétalos florecidos, que la voz del viejo Augusto estaba ausente, que el paladín de esa obra de arte, donde el con su canto de alas era el amo y señor, ya no estaba para cantarles a las flores que ambos amaban. Dicen que el Chupaflor cuando las flores del jardín se secaron, aparecía por el desolado prado con la intención de oír la voz del viejo Augusto.

sábado, 7 de mayo de 2016

Amor Eterno



Las flores rojas del jardín desolado se marchitaron por la ausencia de ella. El silencio de la casa deshabitada navegaba como un fantasma por los corredores teñidos de nostalgias. El aroma que brotaba de la cocina, que era como un bálsamo celestial, había desaparecido por completo. Las jaulas de los canarios estaban vacías, con ellos se habían volado las últimas notas de los amaneceres lluviosos. Era apenas el preámbulo de una zaga que se fue extinguiendo, para dejar sembrado en el alma, esa fotografía indeleble del ayer. Son como fantasmas que se duermen en los tejados que miran hacia el cielo y, se asoman cada vez que revuelvo el tiempo y sus pertenencias por esas calles vacías con olor a murciélagos, a flores de la estación. Sigo los pasos del tiempo, y el recuerdo de mi madre brota para taladrarme el alma, para sacarme una sonrisa, para verla de cuerpo presente, con esos ojos bellos, y esa mirada angelical que sosegaba mi espíritu. Se había enamorado perdidamente del capitán que una vez llego a ese puerto untado de gloria, para navegar en una felicidad prematura, ante la muerte inesperada de quien lo había sido todo para ella. Ante esa orfandad a destiempo el hogar se cobijó bajo el manto protector del amor, como único ingrediente capaz de curar las penas del alma. Era lo único que podía entregarnos, un don natural que brotaba de sus manos como el agua bendita de las iglesias. Hoy, cuando me veo en el espejo del alma y, evocó el tiempo cuando asido de su mano desperté al mundo, viene a mi memoria la última frase que sus labios pronunciaron cuando por última vez la vi:”José tú me quieres?   

Esa triste e inolvidable mañana del 16 de Julio, cuando el tiempo ha pasado sin darnos cuenta marcando el derrotero de la vida, la virgen Del Carmen te cerro los ojos para siempre, obedeciendo quizas esa suplica tuya cuando le pedias que el final de tus días tuviese la paz y la serenidad de una muerte tranquila. Esa mañana entre entre voladores que estallaban en el cielo y, la música celestial de las procesiones, en algún rincón de mi alma adolorida quedaría tu recuerdo grabado para siempre.  

viernes, 6 de mayo de 2016

Simeone, con el cuchillo en la boca


Esta vez la historia de la LIGA DE CAMPEONES, tiene los mismos ingredientes de aquella del 2014, esta untada con el sabor madrileño, pues sus dos equipos, uno, con chequera a bordo, donde el esfuerzo cuesta una fortuna y, el otro, donde paso a paso esta entre los grandes sin negociar esa cualidad venida de la voluntad. Aquella vez, en mi columna DIRECTO AL PUNTO, escribí, con el titular que aparece en esta, para referirme al éxito de los “colchoneros” de manos del “cholo” Simeone, que hoy, dos años después, el mismo hombre de carácter fuerte y espíritu indeclinable repite y, que por cosas del destino incluí en mi libro ENCESTADOR DE NOSTALGIAS, que transcribiré a este portal.
“La frase simbólica no es mía, se la escucho decir Francisco Maturana a Diego Simeone cuando era jugador del Atlético de Madrid. En mis diálogos con el profesor tocando temas relacionados con la vida y obra de entrenadores, le decía que existen muchas de ellos que pasan desapercibidos, pero había otros, que además de sus resultados dejan huellas, por hacer del fútbol una forma de vida. En estas cosas de la cotidianidad ligada al fútbol, Maturana es un maestro, sus frases son contundentes, cortas, pero aromadas con el comportamiento humano. Cuando le pregunte por el “Cholo” que está haciendo historia en el futbol de Europa esto me dijo: “para mí fue el jugador bastión de un entrenador. Amante del trabajo y de entrenarse al límite, con algunas limitaciones técnicas, pero con un gran corazón. Decía que había que jugar con el cuchillo en la boca. Un líder dispuesto a estimular a sus compañeros hacia el trabajo. En alguna oportunidad le dije a un periódico que con 11 Simeones me iba recorrer el mundo. Una persona muy inteligente, que en un momento probó su manera de sentir y dirigir y tuvo problemas por su paso por Italia, que después de algunos golpes le enseño la importancia de defenderse bien para atacar bien lo ha llevado a sus actuales logros”. Su historial como jugador insigne de la selección argentina, inamovible en su puesto de vanguardia, lo que le permitió en época de jugador vestir la camiseta de siete clubes profesionales, hasta que colgó los guayos en el año  2006. Poseía ya el bagaje y las horas de camerino para entender y comprender la verdadera esencia del entrenador. En ese peregrinar ajustando las ideas de la enseñanza diaria, pudo amalgamar para su propia filosofía de juego, donde ha hecho famosa frases como “la victoria se cosecha paso a paso y, el esfuerzo no se negocia”. En el Atlético de Madrid, equipo donde se ha visto la mano y el sello de este riguroso entrenador, tiene el record de haber logrado 100 triunfos en 56 partidos, hazaña que no superara ningún otro que se siente en el banco “colchonero”. Dos años después, las estadísticas habrán explotado a su favor, cuando la historia la repite con los mismos ingredientes, para convertirse en un fuera de serie, dejando regado en el camino a equipos plagados de estrellas, porque sus jugadores tienen “fuego en el corazón” y juegan siempre “con el cuchillo en la boca”.  

martes, 3 de mayo de 2016

La Cocina de la Vieja Casa


La vieja casa situada en ese mítico callejón de La Sierpe, ya no es la misma. Se ve triste y solitaria, como si la nostalgia la hubiese arropado. Sus viejos ventanales permanecen cerrados y, su enorme puerta de madera ya no tiene el brillo de antes. Cada vez que paso por el desolado callejón que termina mirando al río, me detengo frente a ella, con la intención de evocar el pasado y lograr como los milagros repentinos, llenar el alma con  los aromas del ayer. Los fantasmas de las noches perdidas aparecen para llevarme flotando en el aire y colocarme en el desván que da a la cocina, el sitio predilecto donde convergen los olores, los sentidos y los sentimientos. En ella quedaron retratadas para la posteridad las huellas de los seres queridos que dibujaron el ayer de pinceladas imborrables. Las manos de las abuelas que tejieron la despensa con el arte y la paciencia para hacer de ese entorno incomparable, el lugar para mirarnos los ojos y, transportar con las especies que se adobaban en el fogón, los olores que se impregnaron para siempre en la piel. Mi madre, con sus manos suaves como motas de algodón, hizo también de ese lugar el sitio predilecto para desahogar el alma, invocando tonadas de su angelical voz, cuya partitura, estoy seguro, quedaron escondidas en algún rincón de la vieja casa. Invocar los tiempos del ayer, como único paliativo para disipar los estragos del tiempo, tiene su encanto cuando las palabras se endulzan con el arte de escribir.