Los
equipos con oficio son aquellos cuya característica principal estriba en el
cumplimiento de su estructura de juego hasta cuando el silbato da por
finalizada la contienda. Es un cliché automático que regula el estado integral
del jugador, para convertirlo en pieza fundamental de dicho proceso. El
equilibrio depende de la táctica, la inteligencia y la voluntad. En el argot
popular se les dice que tienen oficio, Nacional es uno de ellos. Sin
descomponerse, apuntando a lo que sabe, a lo que practica, pero sobre todo, con
una aptitud ganadora, que es quizás la dosis que marca la diferencia, dio una
cátedra de ese vital comportamiento en el majestuoso estadio Metropolitano
donde no cabía una sola aguja. Con ese marco impresionante, respaldado como
nunca por su notable campaña, el Junior de Alexis, tenía el plato servido para
arroyar desde las primeras de cambio. Pero no fue así, el visitante puso su
condición, presiono, domino hasta que el gol apareció, para dejar a los de casa
con ese sabor desagradable de haber regalado la primera parte del juego y, sin
entender todavía, porque Tolosa no fue de la partida desde el primer momnto.
Sin la presencia del negro batallador, del terror del área de candela, los
dirigidos por Alexis se fueron al descanso sin pena ni gloria. Lo sucedido en
el segundo tiempo, donde el Junior parece se hubiese tragado el león dormido
del camerino para convertirse en una fiera con hambre, remontar un marcador
adverso, tejiendo la pelota en un bordado con ribetes de puntadas mágicas, en
una demostración de ese “momentismo” lirico, que enloquece, pero que no le es suficiente.
Su irregularidad manifiesta, no le permite entrar en la lista de los oncenos
con ese pergamino que los hace distinguir profesionalmente, regalar 45 minutos
y, dejar luego que le empataran con la misma pelota área que sistemáticamente
le está haciendo daño, ratifican, que hay instantes de efervescencia y calor,
que confirman esos “momentismos” que se desvanecen con las brisas esporádicas
de estos tiempos. El plato estaba servido para ganar. Aun así, el Junior de
Alexis tiene la esencia para sentarse a comer en una buena mesa.

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