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| José Deyongh junto al Bufalo Ovelar |
Todavía guardo en mi retina, ese primer tiempo lleno de bondades que jugó el Junior de Alexis contra el revitalizado Millonarios. Un despliegue táctico a toda prueba, que lo hizo ver como un conjunto dotado de un buen pie, como ahora se dice, para no decir, que hubo destellos de cierta fantasía. La fría noche presagiaba por el acontecer bajo la pertinaz lluvia, que los tiburones estaban nadando con seguridad. Pero la contienda se acaba cuando se termina, la brillantez no puede ser una nube pasajera, como sucedió esa noche, cuando en un abrir y cerrar de ojos, el telón del infortunio eclipso las ideas, para que todos quedáramos desposeídos, con las manos vacías. Aun así, a pesar de este duro tropiezo, cuando las dificultades afloran por las escases de puntos acumulados en los últimos encuentros, creemos que la partitura de este equipo está intacta, pues así lo ha demostrado en sus pasajes de juego casi que perfecto, solo que la medida de tiempo de esa brillantez, no le alcanza para cabalgar en la cima sin afujías. Las desatenciones obedecen más a comportamientos individuales, que a su estructura táctica. En días previos a esa noche del abultado marcador, estuve en la concentración del equipo, gracias a la gentileza y colaboración del profe Alexis, llevándoles a los jugadores el libro de mi autoría ENCESTADOR DE NOSTALGIAS, con quienes tuve la oportunidad de conversar sobre el arte de escribir columnas referentes al maravilloso mundo del deporte, sin perder la magia y fantasía de las palabras. Ese día pude detectar también, que el grupo esta anímica y espiritualmente fortalecido, un avance importante en el objetivo de cualquier empresa. Anexó fotos con algunos jugadores ese día. Una brizna de cultura en el diario vivir.






