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| Ramón Jesurún |
Ramón
Jesurun Franco, al llegar al seno de la máxima dirigencia del fútbol
Colombiano, como lo es la Federación, se convirtió, por los desmanes de su
antecesor, en una persona con recorrido en ese ámbito tan exclusivo a nivel
mundial. Lo digo, porque su estadía en la Dimayor, hermana menor de la que
maneja y dirige esta cosa llamada fútbol, le permite, al carismático dirigente,
conocer de cerca los secretos y vaivenes de esta actividad que traspasa
fronteras. Podemos afirmar, sin derecho a equivocarnos, que es un hombre de
fútbol, que vive para el fútbol. Su último nombramiento como vicepresidente de
la Conmebol, reafirman y dan crédito de la piel que lo reviste para comandar
estas lides. Después del remezón de todos conocidos por los actos de corrupción
a nivel mundial de sus encopetados dirigentes, del que no se escapó el señor
Bedoya, quien parecía no mataba una mosca, la llegada de personas con otros
ideales y propuestas con argumentos que dignifiquen la figura del jugador, el
derecho a ser más, como se vislumbra con los nuevos acontecimientos y, en el
caso nuestro, con la llegada de Ramón, vale la pena recordar aquella célebre
frase que siempre toma vigencia: “los líderes se van y, las instituciones
quedan”. El sello de su ejecutoria la historia lo reseñara para bien o para
mal, en el caso del señor Luis Bedoya, lo que haya hecho con la mano derecha,
lo sepultó con la izquierda. En un país como el nuestro, arropado en todas sus
esferas por esa mancha negra que galopa desbocada de nombre corrupción, pasa
desapercibido, porque es el pan de comer de todos los días y, ello ha servido
para que nos arrope el manto de la indolencia. El fútbol colombiano, fortalecido en su
esquema publicitario por ese canal deportivo llamado Win, que a imagen y
semejanza de lo de otros países, se mete en los rincones más apartados de
nuestro territorio para recrear con su imagen el acontecer deportivo del país
y, en el caso en mención, al fútbol colombiano. La pasión por este deporte se
extiende allende el mar, se incrusta en el corazón y en el alma del ser, para
hacer de ello un cumulo inexplicable de sensaciones que hacen estremecer los
cimientos de la humanidad. El fútbol tiene ese sello de pasión convertido en
análisis para los más estudiosos. Reclama por ello, para lograr avanzar por los
caminos del análisis con tolerancia y bajo la lupa de procesos tácticos,
salpicarse con la bandera de la capacitación mediante una Universidad creada
para optimizar la calidad de vida de sus congéneres. El modelo de esas escuelas
tiene asidero en países como Argentina y, muchos de Europa, donde la mayoría de
nuestros entrenadores acuden a oxigenar lo que saben. El director de dicha
escuela o Universidad lo tienes a la mano y tú lo conoces y admiras, si te
enfocas en este proyecto, además de llevarnos al mundial, la familia del
fútbol, esa que bien conoces, te lo agradecerá.

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